miércoles, 4 de diciembre de 2013

Praga (03).

El Judenstadt.
Como sucede en otras ciudades, los judíos deben vivir en su propio barrio al margen de los demás. Está emplazado en el rincón Sur de la Staré Město, así que cuando alguien busca por allí una sanadora, un adivino o ingredientes con los que practicar la hechicería, no es difícil que sus pasos acaben llevándole al Judenstadt.


Éste es añoso, especialmente laberíntico en una ciudad ya de por sí laberíntica, y su muralla ha debido enfrentar la ira de los demás praguenses cuando estos han tratado de asaltarlo, llevados por el furor de un linchamiento (a veces insuficientemente, como en 1389, cuando fueron asesinadas unas 1500 personas). La mayoría de los edificios son pobres y oscuros, y sólo destaca entre ellos una construcción gótica muy poco airosa, la Sinagoga Nowa. Se encuentra allí también el siniestro cementerio hebreo, cuyos terrenos, según se dice, fueron cedidos hace tres siglos por Otokkar II Premysl, "el Rey de Hierro y de Oro". Una sensación opresiva cae sobre quien camina entre sus lápidas verticales amontonadas casi unas encima de otras, cubiertas de musgos y líquenes, casi abandonadas.

Durante 1516 los judíos de Praga fueron expulsados, pero tras ese año infausto el castigo fue levantado y el barrio ha recobrado la paz e incluso cierta prosperidad: Los comerciantes hebreos de más peso gozan de grandes libertades en materia de negocios. Por otro lado, varios de los estudiosos judíos que aquí habitan son reputados como los mayores cabalistas de su tiempo, siendo consultados en materia de fe por sus vecinos y en otras más profanas por ocultistas, viajeros, humanistas e incluso por la nobleza bohemia. Entre ellos destaca el rabino de la Sinagoga Nowa, Isaac Hayoth.

Una nueva expulsión tiene lugar en 1542 pero, no obstante, los judíos volverán pronto, defendidos por sus propias razones y por las de sus valedores entre las autoridades de la ciudad.

La Fortaleza de Vyšehrad.
Praga seguía apestando a sangre.
Andrzej Sapkowski, "Los Guerreros de Dios".

Aún más al Sur siguiendo el curso del río, pasado el monte Tábor y a unas 40 millas de Praga, dejando caer su oscura sombra sobre los caminos que salen de la Staré Město hacia Viena y Bratislava, se alzan sobre su colina las negras ruinas de Vyšehrad. No está claro si esta ciudadela fue construida en su origen por los mismos seguidores de Libusa que fundaron Praga, pero desde luego generaciones de Reyes de Bohemia ampliaron y mejoraron sus fortificaciones, convirtiéndola en defensa orgullosa de la capital.
En la época en que los Husitas se hicieron los señores de Praga, Vyšehrad cayó en manos del rey hereje Jorge de Podjebrád tras un duro asedio. La ciudadela quedó arruinada, tan dura fue la lucha necesaria para tomarla: Las caras Este y Sureste de su muralla (las más alejadas de Praga) con su portalón gótico quedaron en pie, junto a algunos de los edificios y el cementerio, pero eso fue todo. El ejército hereje construyó luego una aldea en los terrenos desprotegidos y en torno a las casas supervivientes, desde la que desvastaron las iglesias (entre otras cosas, arrojando a las aguas del Moldava el sargófago que contenía el cuerpo de San Longinos). Pero incluso esa población temporal quedó casi deshabitada cuando los Husitas y sus aliados fueron derrotados y el gobierno de la Iglesia y el Imperio se restableció.
Desde entonces, Vyšehrad es un lugar de soledad y terror, y los rumores más salvajemente fantásticos sobre lo que se vislumbra en esos lugares, en especial durante las noches de San Juan, de Walpurgis y la víspera de Todos los Santos, son moneda corriente entre los lugareños de los contornos. Ninguno de ellos atraviesa la imponente aunque inútil Puerta de Špička, que ya nada puede guardar, ni penetra entre los restos de la Iglesia de San Pedro y San Pablo, ni se acerca a las casas abandonadas ni mucho menos al cementerio.

Un cementerio se interpone en el camino del monstruo, que no hace el menor intento por rodearlo... Atravesando el suelo sagrado, avanza, avanza sin cesar.
Gorge W. M. Reynolds, "Wagner, el Hombre Lobo".

Nadie sabe cual es la naturaleza exacta de esas apariciones ni, por supuesto, cómo conjurarlas. Muchos en Praga niegan su existencia y harían burlas exageradas si se les hablase de ellas a plena luz del día, pero los vecinos de las cabañas extramuros y de los pueblos de Tádmor no se lo toman tan a la ligera. Se susurra sobre la Dama Blanca y la Dama Negra que han tejido su invisible dominio sobre las ruinas, de cómo la primera hace florecer en cualquier momento del año bellísimas y efímeras rosas blancas que causan la muerte inmediata de todo aquel que se atreva a tocarlas y de cómo caer en garras de la segunda sólo puede compararse a vivir en este mundo los castigos del Infierno.
Se mencionan visiones de muertos descarnados cuyos huesos parecen brillar con fosforescencia fluctuante en la lejanía, subiendo y bajando la colina, en ciertas noches señaladas. Pero sobre todo se habla con temor del enorme Sabueso Negro, que hacia la medianoche surge corriendo de entre las tumbas del cementerio, y que poco a poco va tomando una apariencia fantasmal al surgir, con el paso de las horas de oscuridad, un fulgor llameante de sus ojos y fauces, que se torna cada vez más intenso hasta que cerca del amanecer donde antes se contemplaba una silueta animal todo lo que puede verse es una roja llamarada, como la de una hoguera, que avanzara sobre el suelo a gran velocidad, amenazando consumir horriblemente a cualquiera que alcance...

Otra leyenda sobre una fiera espectral también se cuenta acerca de Vyšehrad. En cierta noche de Noviembre y cada año, en la fecha en la que terminó la batalla que desoló la ciudadela, todos los espectros de la colina guardan silencio excepto uno. Un formidable león blanco surge de entre los túmulos del cementerio o tal vez de entre las ruinas de la Iglesia de San Pedro y San Pablo, y durante la noche recorre las ruinas como si pasara revista a las casamatas destechadas e invadidas de zarzas, los muros recubiertos de hiedras y musgos, los desolados sillares de la basílica de San Lorenzo, el roto y desplomado Pilar del Diablo y las recias estancias convertidas en nido de murciélagos. Antes de volver a desaparecer, lanza uno o dos rugidos. Se dice que si su desafío hallara respuesta se alzaría de la misma Vyšehrad un ejército de muertos para atacar a los vivos, pues este león es el mismo animal de dos colas que ocupa el estandarte de Bohemia, y los espíritus de los soldados de eras pasadas no están dispuestos a permitir que los enemigos del reino vuelvan a alzarse con la victoria...

La (complicada) saga de los Reyes de Bohemia.
1451 - 1478: Jorge de Podjebrád. Elegido y nombrado por la asamblea de Praga.
1469 - 1490: Matías Hunyadi "Corvino" o "El Bueno". Rey de Hungría, reclama la corona y se esfuerza en deponer a Jorge I, que se ha convertido a la herejía husita.
1471 - 1516: Vladislav I Jagellón. Hijo legítimo de Jorge de Podjebrád, hereda la corona tras hacer algunas concesiones a Matías Hunyadi. En cualquier caso, las recupera en 1490, apropiándose también de Hungría.
1516 - 1526: Luis Jagellón I de Bohemia y II de Hungría. Muere combatiendo a los turcos otomanos en Mohács.
1526 - 1564: Fernando I de Habsburgo. Rey de Bohemia y de Hungría, archiduque de Austria, Emperador desde 1556. Acerca de este Rey puede leerse algo más aquí.
1562 - 1576: Maximiliano II de Habsburgo Rey de Bohemia y de Hungría, Emperador y archiduque de Austria desde 1564.

Esta entrada incluye ilustraciones de Tom Gianni y Adam Rex.

2 Voces se alzan :

Watashi Taisho dijo...

Me declaro absolutamente fascinado por la narrativa y el detalle del trasfondo. ¿Utilizas alguna referencia bibliográfica que pueda ser consultada?

Luis Miguez dijo...

Por lo que me toca, en cuanto a la narrativa... Muchísimas gracias, Watashi-San.

En cuanto al trasfondo, son, como dijo el sabio, muchos años de amontonar. En la entrada
http://fudgefeldkirch.blogspot.com.es/2010/01/fuentes-de-inspiracion.html
tienes unas cuantas referencias inspiracionales. Gracias por pasar por aquí y no dudes en comentar y preguntar todo lo que quieras.